Patrimonio
Patrimonio Cultural
De trazos irregulares y delicadas construcciones, así son las calles que forman el centro urbano de la localidad. En sus vías más importantes se aprecia la arquitectura típica serrana con muros de piedra y bellas balconadas. Todo recorrido tiene un punto de partida común, la plaza de la Constitución, eje neurálgico de Santa María de la Alameda. Allí se levanta, dominando el espacio, el Ayuntamiento, construido en el siglo XIX.
Frente a él asoma la iglesia de Nuestra Señora de la Alameda, mezcla de estilos gótico y barroco, fue construida en el siglo XVI. Mención especial merecen el retablo del altar mayor, el ábside de mampostería con contrafuertes de sillería de granito y la bóveda de crucería de la cabecera, joyas de un edificio que tuvo que ser restaurado tras la Guerra Civil.
Una de sus obras civiles más significativas es la vieja estación levantada en 1863, de la cual aún se conserva el edificio de viajeros y el muelle. Una bella construcción que servía de parada en el trayecto ferroviario entre Madrid y Ávila, cuyos muros parecen hablar sobre miles de historias de viajeros que allí pararon a lo largo de los años de ferviente actividad.
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CASA CONSISTORIAL
En la plaza de la Constitución encontramos el Ayuntamiento, construido en 1896, frente a la iglesia de Ntra. Sra. de la Alameda, flanqueando la subida por la calle Regiones y observado por los pétreos ojos de las agujas que formaban las talanqueras cuando la plaza se convertía en plaza de toros.
Es este un edificio de mampostería con sillares en las esquinas y en los recercados de los vanos, lo que le confiere a todo el conjunto un aspecto muy macizo. La fachada principal se abre, en su acceso, a un espacio adintelado con dos columnas de granito que dejan tres huecos de paso. El piso superior tiene un balcón corrido con rejería de hierro.
En 1989 finalizó su restauración que incluyó la renovación de la plaza.
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IGLESIA NUESTRA SEÑORA DE LA ALAMEDA
Aunque el núcleo de población de Santa María de la Alameda era más pequeño que otros que conformaban el término municipal, la iglesia parroquial se levanta aquí en el siglo XVI. La cabecera es la parte de la iglesia más antigua, que puede datarse de comienzos del siglo XVI; al exterior presenta muros de mampostería y gruesos contrafuertes de granito y en el interior se recubre por bóveda de crucería tardo gótica. El cuerpo del templo compuesto de tres naves separadas por columnas toscanas de granito, debió levantarse ya en el siglo XVII. Está construido en ladrillo, excepto las esquinas y pilastras encastradas en las que apoyaba la cubierta que hoy quedan a la vista, al contrario que el resto que ha sido enfoscado y pintado.
A los pies, la espadaña, levantada en piedra, es de estilo renacentista y está rematada con olas al estilo escurialense. El acceso se realiza por la nave, a través de un pórtico sustentado por dos columnas y cubierta de techa.
Tras la Guerra hubo de ser restaurada, encargándose el proyecto a José del Río que llevó a cabo la reconstrucción entre 1943 y 1944.
“La iglesia parroquial intitulada de Ntra. Señora de la Alameda consta de tres naves, siendo digno de admirarse el retablo del altar mayor”. Esta referencia aportada en las Descripciones de Lorenzana nos habla del retablo barroco, hoy desaparecido, pero no hace mención de la pila bautismal de granito que se conserva desde su primitiva construcción en el XVI.
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IGLESIA SAN RAMÓN NONATO
Iglesia dedicada a San Ramón Nonato, construida hacia el año de 1904 (no existen datos sobre la fecha exacta), situada en la plaza del mismo nombre, en el pueblo de Robledondo, considerado barrio de Santa María de la Alameda. Consta de dos entradas: la principal realizada en madera de pino y otra metálica que da acceso a la sacristía. Las ventanas se sitúan cuatro en cada lateral, las extremas fijas y de apertura las centrales; más dos que se encuentran en la sacristía. Realizado en su totalidad en mampostería a excepción del campanario con sillares de granito.
Posee un friso perimetral de piedra de 2×60 cm. Y cinco contrafuertes visibles también en el interior que continúan formado un arco de 30 cm. De flecha. Tanto en la parte principal como en la posterior se observan dos cruces, relieve y rebajada respectivamente. El dintel de la puerta principal hormado por piedras de granito. El interior acabado en yeso blanco. Peldaños interiores de granito y solado con baldosas de 30 cm. X 30 cm. La cubierta, a dos aguas con teja plana y de otra menor pendiente a distinto nivel, correspondiente a la sacristía. Posee canalones metálicos de forma rectangular. La iluminación interior es por medio de 10 puntos de luz situados en los contrafuertes. En el exterior por medio de farolas. Fue destruida parcialmente durante la guerra y restaurada a partir de 1945. Las obras consistieron en: demolición de la fachada con espadaña, uno de los muros laterales y cubierta de parhilera con aprovechamiento de tejas útiles, y la reconstrucción mediante fábrica de mampostería con mortero de cemento, nueva armadura y falso techo, carpinterías y acabados generales.
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ESTACIÓN DE FERROCARRIL
De la primitiva estación levantada en 1863 sólo se conserva el edificio de viajeros y el muelle. El primero consiste en una construcción de dos plantas levantada sobre zócalo de piedra y muros de mampostería con hiladas de ladrillo visto en las esquinas y recercado de los vanos como elemento decorativo. La extensión de la línea ferroviaria Madrid-Ávila por la comarca deja otras construcciones en el término: el viaducto sobre el río Cofio conocido como Puente Recondo o los túneles como el de La Paradilla.
Además, durante cuatro años los obreros que hicieron posible la obra (cerca de 1.400 hombres) tuvieron que vivir en las proximidades, construyéndose viviendas y en condiciones higiénico-sanitarias deficientes, que provocaron una epidemia de paludismo. Para el municipio, la Estación supuso un cambio importante y el surgimiento de un nuevo barrio y, más tarde, el nacimiento de varias urbanizaciones.
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PUENTE RECODO
Se denomina con el nombre de Puente Recondo a la obra de ingeniería consistente en un gran puente de siete ojos, que salva el pronunciado desnivel de 50 metros a ambas orillas del río Cofio. Este impresionante puente sirve al tránsito del ferrocarril en la línea que une Madrid con Ávila. En las cercanías del Pimpollar, su vista desde la orilla misma del río, acompañado del a veces susurro y otras rugido del curso de las aguas del Cofio, dejará una impresión perdurable en la memoria del observador.
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PUENTE MOCHA
El puente Mocha se encuentra a unos 3 km del casco urbano de Valdemaqueda. Aunque es conocido como Puente de los Cinco Ojos, realmente está formado por cuatro bóvedas a medio punto y dos vanos de losas planas a ambos lados, de sillería de granito.Madrid.
Aguas arriba, hacia el este, el puente presenta tajamares triangulares en los tres pilares centrales, rematados con sombreretes piramidales, levantados para hacer frente a las crecidas del río. El tajamar extremo izquierdo sube hasta el perfil.Madrid.
Las bóvedas se diponen en degradación, configurándose un perfil angular o en forma de lomo de asno, muy característico de las construcciones medievales.Madrid.
El puente combina grandes sillares en su parte baja y mampostería en la alta. Su tablero, realizado con enlanchado, tiene una longitud aproximada de 40 m. Está construido enteramente en piedra de granito.
No hay consenso a la hora de datar la construcción de este puente. Aunque la tradición le atribuye un origen romano (de hecho es popularmente conocido como puente romano), lo más probable es que se trate de una obra bajomedieval o prerrenacentista.Madrid.
Otras teorías apuntan a que fue erigido en el siglo XVI, en el contexto de las infraestructuras realizadas en el entorno del monasterio de El Escorial. Su función podría haber sido facilitar el transporte de madera hacia este conjunto monacal y palaciego.Madrid.
Sin embargo, el puente presenta un trazado inconfundiblemente medieval, lo que podría indicar que fue levantado mucho antes, tal vez durante el proceso de repoblación cristiana, que tuvo lugar tras la Reconquista.Madrid.
Posiblemente, la primitiva estructura fue aprovechada para emprender obras de consolidación y remodelación, que permitieran el citado uso vinculado al monasterio del Escorial.
En el verano de 2013 finalizó su restauración integral la Comunidad de Madrid.
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CULTURA GANADERA
En los núcleos urbanos de Robledondo, Las Herreras y Navalespino encontraremos magníficos ejemplos de arquitectura rural y agropecuaria. El pasado ganadero de esta localidad madrileña queda reflejado en la pervivencia de algunos potros de herrar, Herreras de fuego y Pilones.
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POTROS DE HERRAR
Era una herramienta de trabajo imprescindible en pueblos dedicados a la ganadería y la agricultura, de uso comunal; el “Potro de Herrar” se compone de cuatro grandes pilares de granito formando un rectángulo, en uno de cuyos extremos se colocaba un yugo y a ambos lados, palos y cinchas con las que se ataba al animal.
La función del potro era la de encajonar a los animales para realizar diversas operaciones como un herraje, la cura de una herida, afilado de astas u otras, a Vacas, bueyes y a otros animales de labor como mulos, asnos y caballos.
Potro del tio Viruco (Navalespino).
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FORTIFICACIONES DE LA GUERRA CIVIL
FORTÍN DE LAS HERRERAS
Esta posición es pequeña, pero muy completa, ya que tiene un buen muro-parapeto perimetral, varios fortines y tres abrigos de pelotón, uno de los cuales se conserva bien y con la cubierta perfectamente mimetizada con piedras. Destaca un nido de ametralladoras por la peculiar forma de su tronera, con los lados abiertos en gran ángulo.
FORTÍN DE LA PARADILLA
El conjunto de fortificaciones tiene un tamaño mediano y varias obras en estado regular. Consta de dos fortines, un observatorio con escalera, un parapeto, trincheras y pozos de tirador en buen estado. Sin embargo, lo más destacado es una de las trincheras excavadas en el terreno, muy bien conservada, a la que después se le hormigonaron las paredes, lo que le da un aspecto muy robusto.